Hace años, la magia se basaba en creer en Los Reyes magos, no saber prácticamente nada acerca de la vida, creer que las hadas existían al igual que Peter Pan y que algún día acabaría viviendo en Nunca Jamás.
Con los años, todo eso se desvanece. La magia actual ya no es esa especie de masa ilusoria brillante e infinita que sabía hacerte creer en monstruos debajo de la cama; ahora, la magia es invisible y se encuentra en los momentos más inesperados: la magia de la vida, cuando ya has crecido, aparece de repente en instantes especiales, en lugares concretos o frente a visiones que emocionan. Los corazones ya no funcionan con cuentos, sino que nosotros mismos escribimos nuestra historia.
Con los años, todo eso se desvanece. La magia actual ya no es esa especie de masa ilusoria brillante e infinita que sabía hacerte creer en monstruos debajo de la cama; ahora, la magia es invisible y se encuentra en los momentos más inesperados: la magia de la vida, cuando ya has crecido, aparece de repente en instantes especiales, en lugares concretos o frente a visiones que emocionan. Los corazones ya no funcionan con cuentos, sino que nosotros mismos escribimos nuestra historia.
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