PENSAMIENTOS SALPICADOS



Tras las puertas cerradas con candado el truco es ver que la llave es tu dedo. Entonces no hay candado, no hay puertas, y vuelves al mundo con el camino abierto. A nuestro alcance está el cielo y el infierno. Somos lo que creamos.

Vivan las tardes por dibujarse, los desconocidos que vienen a tu vida para quedarse, los amigos que se fueron para por siempre marcharse... no todo el mundo era bueno ni toda sonrisa leal. Aprender es siempre un palo, pero golpe a golpe... verso a verso.

Siempre fue el pasado el plomo en los zapatos. Sólo deteniendo el paso y ralentizando la vida. Por fin el futuro es un patín de fila.

He creado mil problemas en mi vida, como bestias perseguidoras, por ir con la verdad por delante como un perro guía. No me arrepiento. Prefiero que arañen mi cara a vivir dormida con el fantasma de la falsedad como almohada. Autenticidad como forma de vida. Te odiarán muchos, hablarán otros como puñales por la espalda. Pero tú quedas contigo. Todo paso dado avanzó con determinación por el camino.

Hay gente que vive en las afueras de Madrid y nunca va. ¿Cómo pueden algunos vivir a un cuarto de hora en bus de una capital europea y no exprimir cada gota de ella? Bares, museos, calles, gente, plazas, conciertos, miles de millones de cosas en miles de calles. Aventuras, magia, (al menos así veo yo la vida) historias... no sé que se le ha perdido a alguien 365 días al año en Monte Rozas.

Me he enamorado 30 veces pero sólo he amado de verdad una vez. Si volviera a ver a esa persona no volvería a sentir absolutamente nada. Standby romántico. Sólo volveré a apostar por alguien si me vuelve realmente loca.

No soporto los grupos de niñatos pijos que se creen "hijos de la ruina"... me dan alergia, cierto miedo, tensan mi cuerpo cuando están cerca de mí; niñatos adolescentes o veinteañeros profundamente machistas, que llaman "putas" a las chicas, fuman porros en los búhos sin importar a quién molesten, graffitean su firma horrorosa por las paredes, se creen la cumbre de la rebeldía por meterse M y rayas en el fabrik, visten de chándal, oyen rap malo, no tienen sueños ni ambiciones ni metas, gritan, tienen la violencia en la sangre, dan golpes a las ventanas en los autobuses nocturnos, se creen los portadores del mayor dolor de su generación. Realmente me parecen pobres gilipollas sin imaginación ni nada que aportar; estúpidos enganchados a los porros, malhablados, imbéciles. Niños pijos de colegio privado que no dan palo al agua y se creen que tienen mucha calle... calle es el Vallecas de los 80, chaval. Me dan ganas de meterles una hostia... claro que, si lo hago, se lanzarían todos contra mí. No quiero acabar en el hospital. He acabado muy harta de él.

No tengo esperanza en la humanidad. Sólo en el amor. Nada más que decir este domingo a las dos de la tarde. Sólo que hace una luz preciosa y me quiero recorrer el mundo... ah, y que queda mucho cine por hacer, que seguiré escribiendo, que es terrorífico lo que está pasando en Galicia y un desastre el tema de Cataluña... pero que hay que quedarse con lo bonito también, ¿no? El amanecer, el futuro, el arte... dios, pero cuesta. Cuesta cuando ha habido y siguen habiendo infiernos en la tierra. Dije que no tenía más que decir, pero sigo diciendo... por eso, seguiré escribiendo. A veces, cosas como estas, en Internet, por desahogo. Alguien me leerá, supongo. Hola, persona. ¿Cómo va tu día?





Comentarios

  1. Pues a mi me encanta que hayas vuelto a escribir y, en esta ocasión, también me has hecho reír. Me gusta que sigas creciendo.

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    1. gracias por seguir leyéndome, y por todo lo que me dices ;)

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