Todas las criaturas mueren solas.

Hay fantasmas detrás de columnas y deseos oscuros en cada mirada. Los monstruos del miedo a veces se emborrachan pero son humanos y atormentan las noches. Los ángeles de las calles de los pobres están llenos de polvo y viven en la suciedad de las alcantarillas.

Todas las criaturas mueren solas en su círculo de fuego. Todos los ojos que un día amaron, tarde o temprano arden en su último intento.

Y cuando todo se acabe y estalle en un ocaso todo lo imposible, yo podré mirar desde el cielo cómo te hundiste: podré mirar desde lo alto tu pasado
en la máquina del tiempo de tu piel.



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