litronas y diamantes

Como dijo Kase O, "sólo me dejo ver de lejos para que se me imagine".

Algunos días las cosas no tienen sentido; otros días, todo es como un subidón de metanfetamina.

A veces he llegado a estar semanas seguidas sin preocupaciones y, sin embargo, otros días vuelve el pasado como una tormenta de arena en medio del desierto y no sé si ir a contracorriente o en la dirección del viento.

¿Sabes las veces que he sentido que no me hacía falta nada más? Cuando he estado con unas litros, sentada en la calle y con gente que vale la pena, bebiendo, y luego nos íbamos a recorrer las calles: libertad, ¿se puede pedir algo más valioso que eso? ¿A caso existe?


Siento el mundo moverse a mis pies como si bailase, y por un instante las guerras desaparecen (o, simplemente, se hacen invisibles, no lo sé) y sólo estoy yo, sobre un acantilado, y el horizonte parece alcanzable e invento mundos perfectos más allá de él).


Subí al cielo para verlo todo desde arriba y, en algunos momentos, siento que aún no he bajado.


Dicen que el diamante está hecho del material más duro del mundo: no puede arañarse, es casi imposible rajar su superficie, pero sin embargo es frágil porque puede partirse en mil pedazos con sólo una caída... mi corazón está hecho de esa misma materia.





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