Todos los posibles Universos

Los anuncios de televisión no son justos: siempre mujeres limpiando, siempre hombres expertos en cañerías y nutrición, siempre mujeres cuidando a los niños, siempre hombres como héroes.

No me digas que quieres cambiar el mundo sentado en tu sofá, con el mando a distancia en la mano y preocupaciones banales en tu cabeza. No me digas que quieres cambiar el mundo si no luchas ni si quiera por tus propios sueños. No me digas que quieres cambiar el mundo si ni siquiera reciclas un pedazo de papel, si por tu cabeza no pasan ni un instante al día imágenes de todos esos niños.

Te creería si viese un movimiento por tu parte. Yo tampoco hago nada más que lo poco que puedo hacer. Si fuese millonaria sólo sería capaz de construir un palacio para mí después de haber construido hospitales donde sólo hay muerte; si tuviese todo el dinero del mundo, lo primero que haría sería comprar cientos de sobres para meter en ellos billetes y mandarlos a direcciones aleatorias por todo el planeta Tierra. Y creo que como yo mucha gente, ¿y tú? 

¿Tú quieres cambiar el mundo? Piensa en si cada cosa que haces en tu día a día influye en la evolución del rumbo de las cosas. Pero no olvides nunca que cada gesto cuenta, que debes replantearte tu actitud en la calle, en el mundo, en tu casa, en la oficina o en clase: de eso va esto, de no hacer ni un gesto que no impulse el cambio. Hay tanto odio en las esquinas, tan poco amor en las ciudades y tanto estrés... Ojalá pudiésemos hacer de la existencia del día a día una nueva aventura cada amanecer, un nuevo reto que cumplir, un nuevo objetivo por el que luchar. Ojalá, en lugar de venderse todos esos bolsos de 1000€, se intentase recaudar más dinero para ayudar a quienes nada tienen. Tampoco tienes que creer que me refiero a ir de héroes, en absoluto, simplemente recuerda que, al hacer sonreír a alguien, ya cambias algo del planeta: hacer feliz a una persona cambia un Universo entero, ya que cada persona es un mundo.

Apaga la televisión.






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