ChV

¿Cuántas cartas de cumpleaños se habrán escrito durante toda la historia de la humanidad? Miles de millones. Esta no es diferente a muchas ni igual a otras; me da pena reconocerlo pero, esta es sólo una carta más de felicitación, una más en todo el montón de la historia que llevamos escrita en este mundo extraño. Unas letras para una persona, ¿para quién? Ella lo sabe, ella es la que puede cambiar de humor a una velocidad superior a la de un coche de Fórmula 1. La he visto llorar tres veces en mi vida, la he visto reír millones, la he visto mirar a un punto fijo sin entender en qué demonios pensaba.

Si hace tantos años que forma parte de mi camino, es mi hermana, es una amiga, es simplemente una de las personas más locas y (perdóname) extrañas del planeta: igual que yo, por eso nos hemos unido desde hace, ¿cuánto era? ¿12 años? Creo que sí, y en esos 12 años hemos cambiado las dos casi por completo, pero sin perder nuestra verdadera forma de ser. Nos hemos perdido en Ámsterdam a las 5 de la mañana, hemos hecho surf en el barro del recreo cuando éramos unas enanas y llegábamos a clase llenas de tierra y lluvia y daba igual. Hemos inventado un idioma para hablar de la gente en sus narices, hemos sido fans de Grease a los seis años, de Sugar Sugar Rune y de Bob Dylan. Una vez nos estábamos comiendo un helado en un banco y pasó Almodóvar a un metro de nosotras, en Pintor Rosales, y le miramos como quien mira el Guernica. También hemos llorado, borrachas, a los 15 años, en el intercambiador de Moncloa, y nos hemos recorrido medio Europa en un tren que algunas noches parecía inhabitable (Budapest-Viena, recuerda, gente de todo el mundo ocupando todos los asientos. Fue desesperante pero sabes que no lo habríamos cambiado por nada). No nos parecemos en nada y nos parecemos en todo, tenemos sueños completamente diferentes pero una manera muy parecida de ver el mundo.


Con seis años prometimos ir a Rusia (es de ahí, lo cual explica muchas cosas) y aún nos falta esa meta por cumplir, y la de que nuestros hijos se casen y tengan un bebé con genes de las dos (estamos mal de la cabeza) pero somos así, joder, no somos como el resto, no sé qué habría hecho sin encontrar a alguien que me entienda como tú. Eres de las personas más importantes de mi vida y eso no se puede cambiar. Hemos pasado de colarnos en el comedor a las 5 de la tarde a espiar la cocina del colegio a colarnos en bares. He pasado de ser una niña a ser alguien. He pasado de tener una amiga en primaria a tener una hermana más.


Espero que nunca cambies, porque de cambiar, ya no serías la persona única que te hace irremplazable.


Voy a firmar esta carta, Vanilla, aunque sea sólo una carta más en el mundo, aunque sepas de sobra quien soy,


        Chocòla.








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