HISTORIAS DEL POLEN

No sé porqué, me tomo la vida como algo que hay que vivir al 100%. Si veo algo que me gusta, voy a por ello. Si veo una oportunidad, la atrapo. Si me apetece hacer algo, lo hago... pero, siendo así, no siempre me ha ido bien. Incluso, una vez, había quedado con un chico que me gustaba, en Majadahonda, iba con mi perra y no llegaba ni de coña. No quería darle plantón y si seguía andando llegaría media hora tarde y no tenía móvil, así que hice autoestop. Un hombre pijo me paró con su mercedes y le conté lo que pasaba. Metió a la perra en el maletero, yo me senté en el asiento de copiloto. Tenía puesta la cadena M80 y hablamos de Almería y de la hipocresía de la gente en los barrios residenciales.
El caso es que me fui un mes a Seattle el verano de 2012. En una excursión fuimos a ver la Universidad de Washington, y los monitores nos dieron dos horas libres para verla. Estuve un rato con mis amigos españoles, que eran geniales, pero necesitaba desconectar y estar sola un rato. Así que me perdí por las escaleras de mármol de la Universidad y me metí en la biblioteca (parecía Hogwarts); cogí un libro al azar de la librería y me senté a leer. Era un libro de "sharks", tiburones. En frente mío, había un chino con gafas estudiando. Un minuto más tarde, recogió sus cosas y se fue. Me dio tanta curiosidad que decidí seguirle. Bajó a la cafetería y se puso en la cola. Me puse detrás de él y cogí un botecillo de plástico que había en el mostrador con una etiqueta que ponía "FIVE HOURS ENERGY". Le pregunté (todo en inglés, claro) al chino que qué demonios era eso. Me dijo que te daba energía durante cinco horas y que la gente se lo tomaba para estudiar. El chino pagó su chocolatina y yo mi cosa aquella y empezamos a hablar y a andar por las calles de Seattle, Washington. Cuando vio que me bebí de golpe el frasco, se llevó las manos a la cabeza. Me dijo que me iba a poner como una moto, que la gente se lo bebía poco a poco a lo largo de varias horas. Pero le ignoré, estaba entrenada por los Monsters y cafés en época de exámenes y tal (chorradas varias). Era de Shangai, estudiaba Historia y quería recorrerse el mundo, como yo. 



(Foto del chino en la biblioteca antes de que me sentase con él, Universidad de Washington)

Entramos en tiendas de segunda mano y en una librería (me compré "The Waves", de Virginia Woolf) y ahí conocimos a Charlie, un friki. Le pregunté cómo podía volver a la parada de mi autobús, diciéndole dónde estaba, y me dijo que él vivía al lado; como me quedaba una hora para tener que estar ahí de nuevo, nos invitó a unas cervezas en su casa con sus compañeros de piso. Charlie tenía 20 años y estudiaba ingeniería informática. Su apartamento estaba desordenado (aún más que mi habitación) y su compañero de piso estaba loco por System of a Down, igual que yo, así que pusimos un disco suyo, nos pusimos pedo y comenzamos a cantar las canciones por el salón mientras el chino flipaba. Cuando fue la hora, me despedí y salí corriendo. Cuando me subí al autobús y vi a mis amigos, me senté con ellos pero no les conté nada: me lo quería guardar para mí, y así ha sido hasta hoy, que me ha apetecido contarlo.


(El bus de aquel día)


Lo mejor fue cuando, en el partido de Baseball, comencé a notar los efectos del FIVE HOURS. Me encontraba realmente nerviosa y no podía parar de moverme. Pillé Wi-Fi y busqué información de esa pócima química en internet: tenía los mismos efectos que la cocaína. Se lo conté a Marc (mi mejor amigo de ahí) y nos descojonamos los dos. Nos aburría el partido y salimos a dar una vuelta por las tiendas de alrededor del estadio. Nos metimos en una con camisetas de varios equipos, y yo como loca me empecé a probar todas y a hacer el gilipollas con el dependiente. No podíamos parar de reírnos. De repente, vi un peluche gigante de un tiburón y me tiré encima suyo, extasiada. Recordé el libro de "Sharks", me acordé de las calles de Madrid y de qué lejos estaban, y pensé que la vida es jodidamente rara.


(Marc y yo, aquel día en una tienda)





Comentarios

  1. Jajaja me he descojonado con la historieta. Las cuentas muy bien. Me imagino la cara del chino...
    Jajaja cuenta alguna más; )

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