Decamerón






No me digas que vivir es fácil y que es sencillo todo esto y todo ese rollo de que las cosas en realidad tienen remedio.

No me digas "ven, escuchamos una buena canción, damos una vuelta y se te pasa" porque eso lleva siglos sin funcionar conmigo y últimamente sólo me hacen efecto dos tragos largos de vodka.

No me vengas con esas palabras curanderas que sólo le hacen efecto a los ignorantes ni pretendas cogerme de la mano y que alucine con un par de frases o una buena foto porque desde hace años sólo me sorprenden las cosas que ni de lejos pretenden hacerlo.

No me digas que todo tiene remedio porque algún día estaremos muertos y toda esa palabrería habrá sido absurda; tampoco digas por ahí que nuestro futuro depende completamente de lo que estudiemos porque esas tonterías a mí me dan igual: hace demasiado tiempo que descubrí que los caminos de la vida no se labran con exámenes sino con golpes vitales y metas profundamente ambiciosas.

No me digas que cuanto más dinero ganes más fácil va a ser todo porque hay millonarios miserables y pobres más felices que toda tu familia.

No me impidas seguir, ni cantar, ni ser diferente porque voy a escapar de tus intentos. Tampoco pretendas que inunde todo del optimismo absurdo con el que por ley tú enfocas todas tus situaciones, porque desde que tuve ocho años y pasó lo que pasó me he dado cuenta de que la vida es muy hija de puta demasiadas veces.

No me sonrías si quieres llorar: derrúmbate, desplómate como un edificio en ruinas si hace falta: seamos sinceros, seamos enteramente nosotros, abiertos al mundo, sin miedo a sentir, porque no quiero que me digas cómo ser, porque sólo me encuentro a mí misma siendo yo completamente fuera de las órdenes que me dirigen a caminos en los que no pinto nada.


Comentarios