nota de guerra




Perdonad si sueno repelente diciendo que me siento distinta: no miento, tampoco sé exactamente si este sentimiento os invade a todos pero lo considero mío por el hecho de que está también dentro de mi cuerpo.

Ojalá pudiese pedir perdón eficazmente a toda la gente que me vio llorar y me vio gritar y rabiar como una loca porque no entendía el mundo: que me perdonen, por ser un coñazo a veces, por querer cambiar las cosas que son inmutables,

lo siento,

por tratar de participar en el arreglo en vano de lo que ya está completamente roto.

Si miro a mi alrededor, veo los soles verdes de la llamada de la naturaleza, y las estrellas rojas de la lucha: y dónde estoy yo, dime,

entre palabras,
quizás: quizás nunca entenderé cómo mi corazón
mantiene el equilibrio a duras penas
mientras es incapaz de dejar de beber.

A veces fue inevitable
mirar atrás y no ponerme a llorar como una idiota: otras veces
me dejé llevar por impulsos, 
sin pensar,
como quien se tira en Mayo a la piscina,
y sumé una cruz a mis aciertos.

Creo que soy la persona más pesada que conozco: lo siento,
porque me he inspirado mil veces y he querido gritarlo a los cuatro vientos,
porque he hecho dibujos de guerra que han asustado a mi madre,
porque he intentado a veces ser uno más
cuando en realidad siempre fui
incompatible con cientos de cosas.

Esta es una nota escrita en las trincheras del presente,
contra la vida, pero amándola: mi gran amor, es vivir,
que nunca cambie la dirección pecadora de este viento: perdonadme,
si algún día me escapé de casa y no volví al día siguiente,
si fui justa y por ello os devolví con la misma moneda (la que duele),
lo siento por no pensar con la mente fría
y hacerlo sólo con el corazón caliente.





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