LA LLUVIA NUNCA VUELVE HACIA ARRIBA






-¿Qué es la belleza?
-La belleza no puede verse.
-¿Y cómo le llamas a eso?
-Cielo.
-¿Y nada más?
-Nada.
-Pero la unidad no existe, nada es sólo uno. Las cosas son mil cosas a la vez.
-Tú sólo eres una persona, no puedes negarlo.
-Yo soy infinitas cosas, igual que tú: no soy igual que hace un instante, ni mañana seré como soy hoy. Soy a cada minuto un nuevo ser.
-Eso es mentira. La gente apenas cambia.
-Cambiamos a cada instante.
-Yo soy el mismo que hace diez años, que hace un mes. Sigo siendo yo, con el mismo nombre. Sólo cambia mi pasado.
-Y el pasado acontece al presente y hace que éste sea como es. Lo vivido condiciona lo existente.
-Pero cambia el tiempo que se vive, no cambian enteras las personas.
-Yo no pienso igual que tú.
-Todo es siempre todo, y la nada no existe.
-Mira el cielo... ha cambiado. Cuando empezamos a hablar de todo esto era rosa, y ahora mismo es gris... ¿Entiendes ahora lo que te digo? Las cosas cambian a cada instante, y eso es la belleza.
-Esta mañana ha amanecido, a mediodía salió el sol álgido, se esconderá en unos minutos y será de noche: como ayer, como mañana, como siempre. Porque las cosas cambian su estética, a eso a lo que tú llamas belleza, pero no cambian su interior. Tú eres aquel niño que lloró con aquella película y el que ayer lloró porque rompió sin querer la fotografía de su abuela. Tienes más años, más pasado, pero tu esencia es la misma. Y eso es la belleza: saber ver lo eterno en las cosas, aunque cambien de apariencia. Saber ver que nada cambia, que la pureza es inmutable porque es todo inevitable, pero dentro de lo eterno hay siempre una evolución. 



Anochece.




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