sinestesia



Esa canción que ya no puedes escuchar, ese lugar que ya no puedes pisar. Bueno, no es que no puedas, es que no quieres, pero de una manera tan fuerte que casi tus pies pesan lo suficiente como para impedirte llegar hasta ahí.

Pues ahí estuve hace poco.

¿Por qué? El miedo que atrapa.

Y, a veces, no hay más. Sentir por sentir
el océano en una canica
para poder ver el cielo en una flor.

Prometí no volver a escribir una palabra manchada de aquella calle
y, ya ves,
mírame, volviéndote,
sin ni siquiera darme cuenta.

Le escribo esto al tiempo,
le escribo esto al sol que llevo dentro,
a la ventana de aquella casa que me devolvió aquel pedazo de dulzura.

Tantas veces quise huir de mí misma,
tantas otras forjé mi propia isla alrededor de mis ojos
y navegué más allá de mis límites

porque,
me di cuenta,
se trataba de encontrar el horizonte más allá de la frontera.


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