el apagón






La oscuridad no me preocupa. Me preocupa la luz.  Pero la oscuridad no, me es indiferente. La oscuridad es solamente escasez de luz. Pero la escasez sí me preocupa; no por desear tener demasiado... a veces deseo cosas inalcanzables, y no me escondo al admitirlo, simplemente la escasez me asusta por el vacío, que me preocupa, como los vasos sin agua o las naciones sin ríos, por acercarse vertiginosamente a la nada; la nada también me preocupa; a veces la proyecto blanca, interminable, en la distancia, o como un punto fluorescente flotando en el espacio; pero el espacio no me preocupa; abarca el movimiento en el todo, aunque el todo sí me precupa, porque si desvía sus vectores deriva en ruinas como los templos griegos que pierden su esplendor en la existencia; pero la existencia no me preocupa, sería imposible, porque todo lo que es existe y cobra su peso envuelto en hermosura; pero la hermosura sí me preocupa, cargada de crueldad en su estética y perfección envuelta en un éter mágico; pero la magia no me preocupa. Porque la busco, simplemente, desde que tengo memoria, en Peter Pan, en las lunas, en las noches y los teatros, incluso en los ojos de la gente yo la busco; aunque las búsquedas sí me preocupan, como investigaciones retrospectivas en espiral. Pero las espirales no me preocupan, porque todo proceso sigue tal forma; aunque la forma sí me preocupa, porque conlleva la estructura del espacio, y si tal estructura se desmonta entonces comenzará el caos; y el caos sí me preocupa, vuelve jungla el orden y la luz en oscuridad; pero la oscuridad no me preocupa. Me preocupa la luz.  Pero la oscuridad no, me es indiferente.

Comentarios