UN DÍA






Quizás mañana te levantes entre la pesada luz del día que entra como una flecha por tu ventana y los ojos a medio abrir y, después de ir a la cocina a hacerte el café, después de vestirte y de hacer el resto de cosas que hagas cada mañana, salgas de casa y justo en ese instante te arroye el camión  de la basura y mueras; o, quién sabe, encuentres el amor de tu vida al doblar la esquina, o al entrar en una cafetería que jamás habías pisado... quién sabe, quizás encuentres un libro que te haga pensar que ahí fuera hay tanto y que por dentro necesitas unas nuevas alas para crecer como una planta; o, quizás, descubras algo que te haga sonreír el resto de días de tu vida (un dato, una estadística, un poema, una cita); o puede ser que te equivoques de sentido en el metro y te bajes en el lugar equivocado y descubras en otra calle una nueva raíz que lleva a otro modo de vida; quizás, incluso, mañana descubras de repente que todo debe cambiar porque has conocido algo de ti que ignorabas y tu vida tiene que redireccionar su sentido para cambiar de dirección. O, quizás, te levantes, te duches, salgas de tu casa y sea un día más cualquiera, con pasos y pasos pasando por todo, con sonrisas vagas en la ciudad, cortos viajes de metro entre parada y parada, con cosas mundanas cualesquiera. Pero, ante conocer la posibilidad de cambio, ¿por qué no incitarlo? 

Es cuestión de tiempo que el tiempo se haga corto; porque, recuerda; viniste al mundo en un sólo día, y te irás en otro.





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