DE COLORES


No fue fácil. Nada lo ha sido, o al menos casi nada. Yo que creí hace años que todo sería como despertarse e ir a dormir, un camino en bucle y similar, que empieza y acaba cuando nace y muere el día. Pero no. Durante las horas lentas del día pasan señales por el manto del cielo que indican que vendrán las nubes. Por eso me encuentro tantas veces en medio de la calle, mirando hacia arriba, sin saber si de pronto habrá un diluvio. Otras veces ni siquiera algo anuncia que caerá el desastre y simplemente cae sobre la ciudad de mis palabras. Y otros días el cielo se despeja e inunda de luz todo mi mundo. Por eso no sé si correr o mirar cómo del cielo caen promesas que sólo el futuro desmentirá... o cumplirá.

No fue fácil. Nada lo ha sido, o al menos casi nada. Yo que creí que todo era un juego de un día. Pero ni el cielo es azul siempre, ni la gente se queda, ni los años perdonan.

























Las cosas sencillas no existen, son sólo un espejismo.

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