REYES Y ESCLAVOS



Un mundo hostil lleno de heridas de tierra. Los caballos cruzan los caminos,
los tuareg pasan con camellos cerca de cuencos de madera en aldeas de arena.
Castillos en ruinas donde crece maleza espesa igual que en la mente de un viejo emperador nacen ideas enloquecidas de grandeza.
Columnas monumentales sostienen la pequeña desdicha de un rey acabado.
Es un hombre igual que todos sus lacayos.
Sacan los caballos más grandes a pasear por la avenida central
el pueblo aplaude: todos
quieren cabalgarlos, no por el caballo sino
por el aplauso. Pero
trazaba el dios ciego un mundo hostil.
Alabanzas lanzadas al cielo
receptores sordos
breves héroes
cabalgatas y parafernalias; algunos en tronos otros
en jets privados. Porque la vida sigue igual.
Nuestro animal no ha cambiado.
La hora señala un punto en el infierno.
Todos nos reunimos a la vez
en un punto dentro de nuestras mentes
-el espejo interno que nos refleja por dentro: entonces muestra la verdad-
proyectamos las ideas de grandeza
los rostros de quienes los consiguieron, nuestros dioses de carne.
Olvidamos el pétalo de una flor, una roca, una palabra dicha en bajo.
Buscamos ser queridos, dejamos de amarnos.
Creemos entender la vida al proyectarnos.
Pasean los caballos. Les creemos.
Si pasearan sus presos como esqueletos nos esconderíamos tras nuestras puertas.
Hermosura, te buscamos, somos obsesos del amor. Un rey enloquecido
llevamos todos en un rincón de nuestro corazón.



Comentarios

  1. Eres realmente increíble. Pienso a veces que habrá dentro de esa cabeza...

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