UN POCO DE TODO


Un bosque de hojas negras como la noche
miles de ojos hacia ti, tú corrías lejos
para llegar cerca de la verdad
entonces los edificios en llamas las puertas de locales
entonces los cristales en el asfalto
los taxis que no llegaban las voces
entonces el bosque, todos y todas en corro
alrededor de la hoguera, profesores malditos y manías, lenguas prohibidas,
escrituras quemadas, la historia y su mella, el hormigón pesado de los días de febrero,
noviembre y sus olas de acero,
tus palabras de mago y también las de otros hombres que morían
en celdas sin luz, llenas de moho y olor a muerte cercana, también terribles
los llantos de las madres, el telediario que crepita en silencio a las nueve,
las hogueras apagadas, los sofocos en el metro,
el amor que de quemar tanto dejó cicatriz negra,
la mezcla entre ser valiente y morirse de miedo,
un leve pánico rojo como el Moscú de Lenin,
un niño que nunca llegó a su octavo cumpleaños y aquella mujer que cumplió 120,
lo mucho que te quise a ti, de sublime forma, y lo abatida que quedé después
de aquella dulce tormenta; aún quedan resquicios de humedad bajo mis párpados
ahí donde mi mente vuela alto, hasta satélites y lunas; tú quedaste abajo junto a algunas luciérnagas que habitan este bosque de hojas negras, donde hay una ventana de ojo de buey, como en los barcos: miro por ella el mundo y por el mundo daré mi vida. Ese es mi leve honor.
Nadie soy, como las palomas.
Banderas por la paz luchando a través de la guerra,
irónico como cuando un mes antes de irte de casa decías que nunca dejarías cada noche
de aparcar tu amor en mi ventana; malditas palabras que mueren al ser dichas,
¿o quizá nazcan en ese mismo instante? Quizá por eso, también,
las mentiras existan.
Por este bosque veo el mundo, también mi vida. Entonces vosotoros volvéis.
Algunos os marchasteis, pero seguís aquí.
A través de tu boca yo volví a saber lo que era el extraño calor de un desconocido,
también bebiendo para olvidar acabamos recordando;
y hablando de todo me di cuenta de que éramos frágiles, quebrantables como episodio,
que quizá mañana ya no estarías -nunca volvimos a vernos-;
ya lo ves,
cataratas, tucanes, directores de colegio, cabalgatas, sida, heroína, cáncer de páncreas,
recién nacidos, pasteles de marihuana, las monarquías que sobreviven al siglo XX, los condenados a muerte en Arabia Saudí que no han matado a nadie, un porro, una piruleta, Madame Bovary, nosotros, mi infancia, la tuya y las quebrantadas en Taiwán, la India.
Un poco de todo y de nada esta noche donde en Madrid no se pueden ver las estrellas.
Mi perra duerme a mis pies. Alguien morirá mañana de hepatitis y también mañana nacerá alguien que salvará una vida.



Comentarios

  1. Hermoso.
    también bebiendo para olvidar acabamos recordando!*

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