ESTRELLA FUGAZ

Era julio y entraba aire por mi ventana. Fumaba y escuchaba "heart it races", de Dr Dog. Pasó una estrella fugaz al lado de mi ventana y pedí un deseo. 

Habían crecido árboles desde el techo a mis ojos y por ellos trepaban mis ideas. La música hacía vibrar hasta las cosas más quietas, lo sedentario se volvía nómada más allá de sus propias fronteras, la noche cerrada se hacía constelación a través de la cual pude ver mi estrella. 

Había animales enanos en la palma de mi mano y les escuchaba respirar.

Dibujaba tu cuerpo en forma de recuerdo usando mis ganas.

Me sumergía en el tiempo y él me comía como si yo fuera de papel.

Me metía en todos los agujeros del pasado y me asomaba a lo imborrable.

Te invocaba con una ouija imaginaria.

Bailaba en el oasis de lo abatido por el tiempo, reviviéndolo un instante.

Moría de sed, revivía con el hambre.

Te buscaba en mi ventana, a través de la cual un día accediste a mí tirando piedras; otro día

esas piedras

fueron contra nuestro propio tejado. Hiciste un enorme agujero y

quizá una de las piedras que tiraste

fue aquella fugacidad incandescente que yo creí estrella.

Bajo el tejado de la casa del extrarradio de una capital europea he imaginado nuevos mundos

he maldicho el mío

he odiado nuestra raza leyendo noticias de otros continentes

he amado la vida desde lo más profundo en otras horas crepusculares 

he querido volver a sentir, he deseado no sentir más

nunca.

Siempre vuelvo a las letras para dejar brotar la sangre de mis heridas, para curarlas y hacerlas cicatriz. Así tengo el cuerpo forrado de tatuajes de piel que simbolizan lo que soy a través de lo que he sido en lo vivido y cómo esto me ha transformado.

Todo se basaba en elegir

tener una vida maravillosa en un mundo terrible,

tener una triste vida en un mundo maravilloso,

o al ver lo bueno del mundo vivir una vida mágica.

A pesar de lo terrible y lo complejo

yo quise vivir la tercera opción: eso le pedí a la estrella.