El pez ballena


Somos otros, y los mismos. Los defectos que debimos cambiar para no ser abismos siguen vivos convertidos en tormenta. No éramos inventores de almas, tuvimos que dejarnos crecer tratando de transformar los fallos. Pero al final del túnel del verano era imposible reinventarse y tuvimos que conformarnos con trucos de magia para saber desaparecer unos instantes. Tuvimos que abandonar sueños de perfección y como humanos terriblemente imperfectos limitarnos a cambiar ese terriblemente por aceptablemente. A pesar de lo difícil que sabemos hacer la vida al hacer de una piedra un Everest también sabemos hacer del vacío una preciosa guerra, del dolor una obra, ver en un pez una ballena.

-Sé donde está el As de corazones. Bajo tu chistera.
-No sé de qué As me hablas, no he hecho ningún truco.
-Lo sé. El truco es mío.

La niña de anemia miró bajo su sombrero y voló una paloma blanca, con su corazón y una carta en sus garras.




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